viernes, 21 de noviembre de 2014


Texto para ORAR en Semana 34 del Tiempo Ordinario
Ciclo “A” 2014


Cristo Rey: La Misericordia es la Ruta Hacia la Salvación

 [Del domingo 23 al sábado 29 de noviembre]

En la última semana del Tiempo Ordinario celebramos a “Cristo Rey”, y la Liturgia ha reservado para esta semana la parábola de Juicio a las Naciones con el propósito de invitarnos a reflexionar que la misericordia es la clave del discernimiento práctico y concreto que nos pone en la ruta hacia la plenitud humana y hacia la salvación.
El Evangelio de Mateo (25, 31-46) nos sorprende con una parábola que rebasa el concepto de parábola, convirtiéndose en una auténtica regla para discernir nuestra capacidad de amar y servir.
El discernimiento nos coloca en sintonía con Dios y nos ayuda a descubrir lo que Él quiere en nuestras vidas. El discernimiento es como el olfato fino que permite distinguir lo que es conveniente cambiar de lo que es necesario mantener o profundizar. Con el discernimiento conocemos las sutilezas de los componentes de la vida.
Para Jesús y también para toda persona sensata, está claro que la mayor precariedad a la que puede estar sometida una persona es el hambre, la sed, la intemperie, la desnudez, la enfermedad y la prisión. Más aún, esta séxtuple precariedad puede multiplicarse, puesto que cada una de ellas tiene modalidades muy sutiles y, por eso mismo, mucho más destructivas. Tan sólo imaginemos que al hambre de alimentos se le añada el hambre de afecto, de ternura, de valoración, de verdad, etc.
¿Cómo va a sorprendernos que Jesús presente la Compasión como el criterio que decidirá la calidad y profundidad de nuestras vidas, y como la condición para nuestra identificación con Él? ¿Cómo va a extrañarnos que Jesús se presente identificado con todos los pobres y desdichados del mundo?
Este Evangelio no sólo se refiere al final de los tiempos, sino al aquí y ahora de nuestra existencia, que es donde se decide nuestro futuro último. Por ello invita a ser misericordiosos, a que convirtamos la misericordia en nuestra pauta de acción. En nuestra matriz de actuación.
La misericordia delata el nivel y la calidad de nuestra verdad. Nadie podrá excusarse de practicar la misericordia, ni podrá pensar que no le toca algo de esta regla del amor eficaz que abre las puertas de la plenitud humana y a la salvación.
Que el Rey de la Misericordia nos diga a todos “vengan, benditos de mi Padre y tomen posesión del Reino preparado desde la creación del mundo", porque dimos de comer al hambriento, de beber al sediento, hospedaje al forastero, vestimos al desnudo, y atendimos al enfermo.


Momento Preparatorio: LEO EL EVANGELIO

EVANGELIO DE MATEO (25, 31-46)

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos los ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas y las cabras, y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme.
Y los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te fuimos a ver? Y el rey les dirá: Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.
Entonces dirá también a los de su izquierda: Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron.
Y también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, o enfermo o encarcelado y no te asistimos? Y él les replicará: Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con alguno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna. Palabra de Dios.

1er  Momento: A LO QUE VENGO

Inicio mi encuentro con el Señor escogiendo un sitio apropiado para mi oración.
Al llegar al sitio, en forma breve y sencilla considero la calidad de la mirada de Dios Nuestro Señor sobre mí.

Y me digo a mí mismo:

¿A QUÉ VENGO?

Vengo a disponerme para practicar la misericordia.

[ Al final, rezo el Padrenuestro, saboreando cada palabra ]

2do  Momento: PACIFICACIÓN

·         Ya sea sentado, paseando, acostado o reposado; tanto en casa, como en el parque o la Iglesia me sereno para que esta cita con Dios tenga lugar.
·         Me acomodo con una posición que me ayude a concentrarme-descentrarme-centrarme, implicando todo mi ser.
·         Al ritmo de la respiración, doy lugar al silencio. 
[Una y otra vez repito este ejercicio].


3er  Momento: ORACIÓN PREPARATORIA

[NOTA: La oración preparatoria siguiente me ayuda a experimentar libertad de apegos. La repito tantas veces como quiera, dejando que resuene en mi mente y en mi corazón]

Señor, que todas mis intenciones, acciones y procesos interiores,
estén totalmente ordenados a cumplir tu voluntad.

4to  Momento: COMPOSICIÓN DEL LUGAR

[ NOTA: Este paso es muy especial y merece realizarse con esmero. Le dedico unos 10 minutos]
1°) Centro mi pensamiento en el contenido de la Oración.
2°) Con la imaginación revivo lo que relata el pasaje bíblico, sin perder detalle.
3°) Me ubico en la escena como si presente me hallara.
4°) Dejo que la Palabra irradie su luz sobre mí.

5to  Momento: PETICIÓN

[En forma sencilla formulo mi petición. Dejo que mi petición salga de dentro. Que nazca de lo más hondo de mi vida]

Señor, que nunca me falte libertad y generosidad para actuar con misericordia.

(Si me ayuda, puedo decir varias veces la petición)

6to  Momento: CONTENIDO o MATERIA DE LA ORACIÓN

6.1) Reflexiono lo que BLOQUEA mi Ruta hacia la Salvación
] A quien esté bloqueado en su dureza, girando sobre sus mismos conceptos y criterios, Jesús le dirá: sal de ti y atrévete a romper tus falsas seguridades, de tal modo que tu relación aporte algo nuevo, ya sea alegría, compañía, comida, cobijo, etc.

6.2) Reflexiono lo que DISPERSA mi Ruta a la Salvación
] A quien esté muy concentrado en sus múltiples ocupaciones, Jesús le dirá: nunca pierdas la ocasión de dar una mano a quien la necesita, porque cada persona con la que te topas a diario y especialmente si es pobre, es condición indispensable para tu felicidad y para tu salvación.

6.3) Reflexiono lo que SUSTENTA mi Ruta a la Salvación
] A quien esté atento a las cosas de Dios, también le dirá Jesús: no te canses ni desistas de tu amor y de tu servicio. Incluso, si se te hace difícil o se cierran las puertas, inventa siempre el modo de “en todo amar y servir”.


7mo  Momento: COLOQUIO

[NOTA: El coloquio es un diálogo que se hace hablando como un amigo habla a otro, ya sea para pedir alguna gracia, ya sea reconociendo la fragilidad o el pecado, o para comunicar sus cosas, y queriendo consejo en ellas.]
(El texto sugerido puede ser útil para el COLOQUIO).

Encuentro

Un pobre forastero vi por mi camino al pasar. Su ruego con tanto afán, no lo puede rechazar. Su nombre, también su origen, no tuve que preguntar. Tan sólo con su mirada nada más tuve que amar.
El pan, escaso para mí, comía cuando él llegó. Los dos comimos de ese pan, que en manjar se convirtió. El agua del manantial, burlar su sed pareció. Yo di mi agua, y con ella me di yo. Y mi sed, también mi pena, al fin desapareció.
Al forastero vi ante mí. Su identidad reveló. En sus marcas y sus manos reconocí al Salvador. Me dijo: “Te recordaré”. Por mi nombre me llamó. “A tu prójimo ayudaste y así serviste a tu Señor”.
(Cf. James Montgomery, 1771-1854)


8vo  Momento: EXAMEN DE LA ORACIÓN

Nota: Las siguientes interrogantes ayudan a centrar la experiencia vivida en la Oración.
1°)   ¿Qué pasó en mí durante esta Oración?
2°)   ¿A través de cuáles señales me habló Dios?
3°)   ¿Qué me distrajo en la Oración?
4°)   ¿Qué me produjo desaliento o desconfianza en la Oración?
5°)   ¿Qué se quedó grabado en mí?
6°)   ¿Qué quiero cambiar en mi vida?

Termino la Oración con la Siguiente Ofrenda
Toma, Señor, y recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor lo devuelvo.
Todo es tuyo. Dispón de mí según tu voluntad.
Dame tu amor y gracia que ésta me basta. Amén

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