sábado, 25 de abril de 2015


¿Qué es orar?
POR MARIA JOSE DE DOS REIS

Orar es conversar con Dios, el eterno amigo, misericordioso, siempre dispuesto, que nunca se niega, que siempre es paciente, que sabe escuchar, que sabe cuándo hablar a nuestros corazones, que nunca invade nuestra libertad, que nunca está ocupado. Orar es escuchar con la voz del alma las respuestas que Dios nos da en cada momento que hacemos una pausa para comunicarnos con Él. Orar es verter nuestras lagrimas a sus pies como la mujer pecadora, y saber que él no se escandaliza ante nuestras faltas, que lo que quiere es que lo amemos con toda el alma y con todo el Corazón y que ese amor lo hagamos vida en nuestras vidas. Orar es cumplir la voluntad de Dios, porque caminar por los senderos de Dios es oración agradable al Señor. Orar es decir Señor mío y Dios mío. Orar es tocar a la puerta de Dios y conversar con Él en el silencio de las palabras. Orar es vaciar nuestra mente, nuestro corazón y nuestras vidas y dejar que sea Dios quien la llene. Orar es suplicar, pedir a Dios, por el que sufre, por el enfermo, por el que desvía el camino, por el caído y por el que está a punto de caer para que el Señor lo sostenga. Orar es pedir por las almas de los que ya reposan en el descanso eterno para que Dios los reciba en su morada y acorte su vida del purgatorio. Orar es cantar al Señor y alabarlo por todo lo creado, por su misericordia y por su amor. Orar es unirnos al coro de los Ángeles que en el cielo permanentemente glorifican a Dios. Orar es pedir perdón cuando hemos fallado ante Él y ante nuestros hermanos. Pedir PERDON y PERDONAR es oración agradable a los oídos de Dios y Él quiere escuchar siempre setenta veces siete esta oración. Orar es peregrinar por la vida con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Orar es vaciarse totalmente de nuestras palabras al estar en presencia de Dios para que sea su Palabra la que llene nuestra oración. Orar es dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, cobijar al forastero, curar y acompañar al enfermo, visitar al que está encerrado en la cárcel física y en la cárcel del pecado para tenderle una mano. La vida entera se transforma en oración permanente si la ofrendamos a Dios para su Gloria, por el bien de nuestros hermanos y por la Iglesia entera para que lleguemos a ser un solo pueblo una sola fe, un solo Dios una sola Iglesia.
Ante la pregunta ¿QUÉ ES LA ORACIÓN? Concluyo con esta cita textual de las palabras de Santa Teresa del Niño Jesús tomada del catecismo de la Iglesia (2558)
“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría

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