LA TRAICION
En su
concepción más amplia, la traición es un acto casi siempre intencional que
quebranta la fidelidad o la lealtad. Es una de las acciones que más daño
propician, sobre todo porque la mayoría de las relaciones afectivas que se
sustentan en la confianza recíproca, y es precisamente esa parte la que más se
lesiona cuando surgen situaciones de este tipo.
El
romper con la promesa de lealtad transgrede una relación, cualquiera que sea
–familiar, de pareja, de amigos, etcétera–, basada en la confianza y la entrega
afectiva. Es una situación que ofende profundamente los sentimientos de entrega
y de reciprocidad de la otra persona, lastima el sentimiento de que uno tiene
un respaldo emocional y que se puede contar con el otro siendo transparente en
actitudes y pensamientos. Cuando existe una traición es difícil continuar a
menos que el daño sea reparado.
Para
Celia Mancillas, Doctora en Desarrollo Humano, la traición es uno de los
fenómenos humanos que están relacionados con la agresión y tiene dos
características:
- Es
indirecta porque no es una expresión manifiesta. Hay violación de códigos, de
acuerdos, no aparece como un golpe o un insulto sino como una agresión silente,
que no se manifiesta directamente: es escondida, secreta.
–
Implica una violación de la confianza.
Los
ámbitos de la traición son muchos, pero se pueden agrupar en dos sectores:
– La
traición hacia el otro:
El
ámbito íntimo o privado. De padres a hijos, entre hermanos, con la pareja, con
los amigos. Se refiere a la violación de un código de confidencialidad. Por
ejemplo, muchas veces entre hermanos confían y se platican pero uno de ellos lo
abre con los padres.
Las
formas de traición en relaciones afectivas pueden ser muchas y dependen de los
valores y principios de cada quien: la infidelidad en la pareja, la
humillación, pública o no, el robo, la violación de la confidencialidad, abusos
emocionales, sexuales o físicos, el abandono, el engaño, el fraude económico,
etcétera.
Aunque
es muy ambiguo señalar qué tipo de acciones corresponden a un acto de traición
o cuáles corresponden a formas de satisfacer intereses personales –aún a costa
de la falta de aprobación de la otra persona, ya sea por desacuerdos o
impedimentos implícitos o explícitos para poder lograrlo–, es un hecho que la
traición lleva consigo una intención malsana cuya finalidad es sacar ventaja de
los demás.
Consecuencias.
A
partir de una traición hay un sentimiento de menosprecio, desolación, herida y
engaño. Cualquier relación humana cimentada en la confianza se fractura e
impide continuar sin trabas, frustración y remordimiento ya que se considera
una farsa simular que todo está bien.
Sin
embargo, el psicólogo y terapeuta Juan Antonio Barrera asegura que las
consecuencias tienen que ver con la estructura de la personalidad, con la capacidad
de replantearnos nuevas metas, con la capacidad de otorgar perdón y la
capacidad de tolerancia a la frustración.
También
subraya como consecuencias de la traición:
–
Inseguridad, miedo y dolor.
–
Deseo de venganza. Este sentimiento puede ser consciente o inconsciente, pero
hay que ver que en la venganza también nos traicionamos porque nos olvidamos de
nosotros mismos, de disfrutar lo que h
acemos,
no comemos bien porque nada más nos concentramos en ese deseo de vengarnos.
– Se
genera distancia y resentimiento.
–
Lucha de poder que puede traer conflictos. La persona traicionada se comienza a
hacer trizas al otro y este, al sentirse culpable, cede el poder y la relación
se torna muy desgastante.
–
Desconfianza. En el traicionado hay un sentimiento inmediato de una ruptura de
la confianza con el otro. “La confianza humana es hermosa pero muy sensible a
la derrota”, señala Mancillas.
–
Provoca una crisis emocional porque generalmente es necesario cambiar el rumbo
de lo que se tenía planeado con la persona que traicionó.
Raquel
Casasa, terapeuta psicocorporal, asegura que cuando no expresamos las emociones
que se quedan atoradas por una traición, podemos llegar a enfermarnos, a
somatizar, podemos sufrir de trastornos al dormir, dolores de cabeza, de estómago,
etcétera.
Cabe
señalar que la decisión de perdonar o no es una cuestión abstracta y que se
deja a criterio personal. Lo importante es estar dispuesto a curar las heridas
del pasado, desprenderse del dolor emocional y estar dispuesto a ver hacia
delante, no por olvido sino por superar la experiencia aprendiendo de ella.
La
aceptación del hecho de forma madura, sin exagerar ni restar importancia, es
vital para un perdón sano y auténtico. Con esta base tal vez sea más fácil
visualizar si es factible darse una nueva oportunidad o determinar si no hay
vuelta atrás.
Enseñanzas Que Podemos Aprender De La Vida De Judas
La Victoria más
grande de Judas (y de Satanás) se convirtió en su PEOR derrota de
ambos. Judas pensó encontrar la ‘fama’, el reconocimiento y las
riquezas y la buena vida PERO en realidad encontró la deshonra, el rechazo, la
pobreza y la muerte eterna. Hay algunas cosas que nosotros podemos
aprender de la vida de Judas para que tomemos conciencia en nuestras propias
vidas. La Biblia nos advierte “no sea que haya algún fornicario, o profano,
como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. (Hebreos
12:16)
1. Entrega
Total: Debemos
asegurarnos que la Palabra de Dios no es predicada en vano a nuestros oídos
2. Fidelidad
sin limites: Debemos asegurarnos de ser fieles en el servicio del Señor no
importando que sea mucho o poco lo que estamos haciendo
3. Sinceridad
entera: Debemos asegurarnos no ‘fingir’ ser algo que en realidad no somos.
4. Honestidad
y Transparencia: Debemos asegurarnos de no ser desleales a Dios y aquellos quienes nos
aman dan su amor
5. Arrepentimiento
Verdadero: Debemos
asegurarnos que nuestro corazón está verdaderamente arrepentido y correr a
CRISTO si reconocemos que hemos pecado.
6. Sumisión
Completa a Dios: Nunca debemos pensar que “nuestros propios” caminos son caminos de
vida pues el fin puede ser camino de muerte.
Maria Alejandra Figueira Abreu
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