¿Qué es orar?
POR MARIA JOSE DE
DOS REIS
Orar
es conversar con Dios, el eterno amigo, misericordioso, siempre dispuesto, que
nunca se niega, que siempre es paciente, que sabe escuchar, que sabe cuándo
hablar a nuestros corazones, que nunca invade nuestra libertad, que nunca está
ocupado. Orar es escuchar con la voz del alma las respuestas que Dios nos da en
cada momento que hacemos una pausa para comunicarnos con Él. Orar es verter
nuestras lagrimas a sus pies como la mujer pecadora, y saber que él no se
escandaliza ante nuestras faltas, que lo que quiere es que lo amemos con toda
el alma y con todo el Corazón y que ese amor lo hagamos vida en nuestras vidas.
Orar es cumplir la voluntad de Dios, porque caminar por los senderos de Dios es
oración agradable al Señor. Orar es decir Señor mío y Dios mío. Orar es tocar a
la puerta de Dios y conversar con Él en el silencio de las palabras. Orar es
vaciar nuestra mente, nuestro corazón y nuestras vidas y dejar que sea Dios
quien la llene. Orar es suplicar, pedir a Dios, por el que sufre, por el
enfermo, por el que desvía el camino, por el caído y por el que está a punto de
caer para que el Señor lo sostenga. Orar es pedir por las almas de los que ya
reposan en el descanso eterno para que Dios los reciba en su morada y acorte su
vida del purgatorio. Orar es cantar al Señor y alabarlo por todo lo creado, por
su misericordia y por su amor. Orar es unirnos al coro de los Ángeles que en el
cielo permanentemente glorifican a Dios. Orar es pedir perdón cuando hemos
fallado ante Él y ante nuestros hermanos. Pedir PERDON y PERDONAR es oración
agradable a los oídos de Dios y Él quiere escuchar siempre setenta veces siete
esta oración. Orar es peregrinar por la vida con los pies en la tierra y la
mirada en el cielo. Orar es vaciarse totalmente de nuestras palabras al estar
en presencia de Dios para que sea su Palabra la que llene nuestra oración. Orar
es dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, cobijar
al forastero, curar y acompañar al enfermo, visitar al que está encerrado en la
cárcel física y en la cárcel del pecado para tenderle una mano. La vida entera
se transforma en oración permanente si la ofrendamos a Dios para su Gloria, por
el bien de nuestros hermanos y por la Iglesia entera para que lleguemos a ser
un solo pueblo una sola fe, un solo Dios una sola Iglesia.
Ante
la pregunta ¿QUÉ ES LA ORACIÓN? Concluyo con esta cita textual de las palabras
de Santa Teresa del Niño Jesús tomada del catecismo de la Iglesia (2558)
“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada
lanzada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro
de la prueba como desde dentro de la alegría
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